miércoles, 23 de abril de 2008

Wubi (3. Adios a Wubi y Ubuntu)

No me gusta el nuevo Wubi, lo lamento. El caso es que, mirando foros y blogs, quienes hablan de Wubi toman como normal lo que estaba fuera de mi experiencia hasta ahora, esto es, que cada vez Wubi descargue la imagen ISO de la última versión de la distribución.

Desde que me inicié con Wubi cuando Ubuntu estaba en la versión 7.10, utilizaba el archivo de imagen que residía en la misma carpeta, y así lo indicaban las instrucciones de instalación por aquel entonces. No se descargaba nada, aunque sí se conectaba con un servidor, nunca supe muy bien la razón, dado que la conexión duraba segundos.

Supongo que sus desarrolladores habrán tenido buenas razones para hacer esto, no lo pongo en duda. Pero a mí no me sirve. ¿Por qué?

En el transcurso de mis pruebas, ha sido lamentablemente normal que Ubuntu quedara en un estado tal (normalmente no se llegaba a iniciar) que me resultaba más rápido (e infinitamente más sencillo) abrir sesión en Windows, desinstalar Wubi y realizar una nueva instalación. Total, no mucho más de media hora, a la que habría que sumar el tiempo necesario para instalar de nuevo las actualizaciones.

Ahora no es así. La instalación de Wubi se pone en unas dos horas y media, eso cuando no pasa algo con la descarga. Por ejemplo, anoche dejé a Wubi rev. 494 descargándose la ISO de Ubuntu, y me fui a la cama. Cuando he accedido al pc esta mañana, estaba "bajando" a 7 "KiB", y restaban más de 24 horas, con lo que no he tenido más remedio que "matarlo a tiros".

¿Por qué no particiono mi disco duro y hago una instalación "como Dios manda"? Seguramente algunas/os os lo preguntaréis (suponiendo que alguien lea este post, lo que es mucho suponer)

No voy a volver a pasar por ello, ya tuve suficiente con una vez. He dejado dicho por aquí que eliminar Grub (que en aquel momento ocasionaba problemas en los reinicios de la máquina) supone reconstruir el MBR... y perder la activación de Windows Vista. Al menos eso fue lo que me sucedió entonces.

Así que, haciendo caso del dicho de "las pruebas mejor con gaseosa", si alguna vez vuelve a entrarme el "gusanillo" de trastear con Ubuntu, lo haré en una máquina virtual.

No es lo mismo, por supuesto, aunque... he probado durante una semana la versión 6.5 de Vmware, y trae muchas mejoras en lo tocante al reconocimiento de hardware.

...pero sigue sin unos drivers de la tarjeta gráfica virtual que permitan activar los efectos de escritorio. Claro que, bien mirado, cuando lo instalo en real tampoco puedo hacerlo con mi ATI Radeon 9550, así que... A los efectos es lo mismo.

Dije que "si alguna vez vuelve a entrarme el gusanillo", pero creo que no habrá caso. Al menos hasta dentro de un par de años.

Para entonces, habrán cambiado muchas cosas:

  • Probablemente yo tendré en pruebas (no sé si en producción) Windows 7, o como se llame definitivamente.
  • Ubuntu andará por la versión 10 u 11.
  • Wubi no sé si seguirá existiendo, pero si se mantiene, puede que para entonces sus desarrolladores hayan reconsiderado la "peora" de descargar cada vez la ISO de la distribución.
  • Yo tendré otra máquina. Habrá hardware nuevo para el que Linux a lo mejor dispone de drivers... o no, quién sabe.
  • Puede que en ese Ubuntu 11.04 se haya proscrito la consola para tareas habituales, quedando solo como un recurso para administradores de sistemas y técnicos, y todo se realice en un entorno gráfico amigable y clarito.
  • Quién sabe si para entonces se les ha ocurrido que el, para muchos molesto, UAC de Vista protege lo mismo que el procedimiento similar de Linux... pero sin obligarte a sudos, consolas, ni a teclear tu contraseña cada tres por cuatro.
  • A lo mejor se han cortado definitivamente las amarras con el Unix original, y los discos y carpetas tienen nombres entendibles, y ya es posible utilizar mayúsculas y minúsculas en la identificación de usuario, entre otras cosas en las que ahora solo se admiten minúsculas.

Hasta entonces, adiós. Le he dedicado demasiado tiempo a esto, aunque he aprendido mucho, y sobre todo (y esto es lo que más agradezco) he tenido la oportunidad de contrastar diferentes opiniones y experiencias.

A todos y todas, muchas gracias por vuestro tiempo.

Dejo esto con un sabor agridulce. Por primera vez en mi carrera profesional, he debido arrojar la toalla ante algo. Sé que hasta probablemente habría podido convertirme en uno de los desarrolladores que dedican su tiempo de forma altruista al ideal de conseguir un Sistema Operativo libre y gratuito... si dispusiera de tiempo para ello.

Aunque, bien mirado, a lo mejor hubiera terminado por convertirme (y esta es la impresión que me ha quedado de todo este mundillo) en uno más que realiza un desarrollo para solucionar "su" problema con el hardware o lo que sea, y lo pone a disposición de la comunidad, aunque es probable que no sirva a nadie o casi nadie, al menos sin un enorme esfuerzo, para corregir otro problema similar en un entorno diferente.

Porque esta, la impresión de que todo en Linux (salvo quizá el kernel) es como un patchwork sin demasiada coordinación ni reglas fijas, es la que me ha quedado.

lunes, 21 de abril de 2008

Wubi (2. Todo es susceptible de empeorar)

¿Alguien había creído que no volvería a intentarlo? Creo que ni yo mismo, solo que no pensé en ello mientras estaba hasta aquí mismo después de mi prueba fallida con Wubi y la beta de Ubuntu 8.04.

Pues sí. Resulta que en un momento de ocio me dio por ver si ya había sido liberada la versión definitiva de Ubuntu 8.04, porque no recordaba la fecha prevista, que leí no sé dónde hace algún tiempo.

No tenía demasiado que hacer el sábado en la mañana, de manera que me tentó probar de nuevo.

Bien, lo primero me descargué la RC. Más de 3 Gb. que tardaron lo suyo en bajar. Y ahí encontré la primera diferencia: en contra de lo acostumbrado en las versiones Alpha y Beta, la RC no incluía Wubi.

De manera que accedí a la página  http://wubi-installer.org/devel/minefield/ en busca de la última revisión de Wubi 8.04 beta, que en aquel momento era la 491.

Después procedí como de costumbre: creé una carpeta en mi disco duro a la que nombré "Instalación Ubuntu", y copié a ella los dos archivos, esto es, la imagen ISO de Ubuntu 8.04 RC, y el ejecutable de Wubi 8.04 beta rev. 491.

Inicié éste. La ventana inicial era la acostumbrada:

Wubi 01

Clic en instalar. Se visualizó una ventana de avance, que se detuvo en el punto en que estaba intentando conectar con el servidor para "descargar los archivos de la instalación"...

Wubi 03

...y aquí acabó la cosa. Después de 3 intentos, dijo algo como que "no podía conectar con el servidor", y no me dejó más opción que cancelar la instalación.

"Bueno, -me dije-, igual el servidor está ocupado..."

Esperé como una hora, y lo reintenté. Igual.

A primera hora de la tarde (otras dos horas después) reincidí. Lo mismo.

"¿Y no será que esta revisión tiene algún problema? -me pregunté". Porque es un hecho que sí, las revisiones que había probado anteriormente intentaban conectarse, pero la cosa duraba unos segundos tan solo, y nunca hasta este momento me había fallado la conexión.

De manera que lo intenté con el ejecutable correspondiente a la revisión 490, con igual resultado.

En la mañana del lunes estaba bastante libre, de manera que volví a consultar la página de descargas de Wubi, donde encontré que había aparecido una nueva revisión, la 492.

Y reinicié todo el procedimiento. Esta vez consiguió realizar la conexión, y ante mi estupor, comenzó a "bajar" nada menos que "686,2 MiB a 86 KiB/s".´

Después de esto, el procedimiento continuó de una forma similar si no idéntica a la que había visto en anteriores ocasiones, y finalmente solicitó el reinicio.

Reinicié y elegí "Ubuntu" (ya no "Ubuntu-Linux") en el menú de arranque de Windows. Se inició la clásica barra de desplazamiento... y entonces lo dejé y me fui a comer.

Cuando regresé, encontré lo siguiente:

  • El escritorio de Ubuntu (en inglés, of course) configurado en una resolución extraña.
  • Una ventana en la esquina superior izquierda que decía algo como que "se había producido un error de HAL" (lo que quiera que sea eso)
  • El icono "Instalar".

Si miráis mi post anterior advertiréis que escribí que "la instalación se realiza sin el paso intermedio de la Live", y así había sido siempre hasta ese momento. Pues esta vez no, pero me daba igual, porque aquello estaba "como un queso" y no reaccionada a ninguna acción de teclado ni ratón.

Reset "a las bravas" y vuelta a Windows Vista. Desinstalé Wubi, e hice algo que nunca había hecho antes: pedirle que "guardara copia de seguridad de los archivos de instalación".

Segunda sorpresa del día: lo que escribió en una carpeta era una imagen ISO con nombre "hardy-desktop-i386.iso" de 702.704 Kb.

Reflexión: si la "imagen" de Ubuntu 8.04 RC ocupa exactamente 3.930.166 Kb... ¿cómo es que la otra "imagen" que se bajó el bueno de Wubi solo "pesa" 702.704 Kb? Misterio insondable.

Reintento. De nuevo, el procedimiento de instalación intentó conectarse... e inició la descarga de "los archivos de instalación" ("686,2 MiB a 86 KiB/s") Lo "maté a tiros".

Entonces pensé "bueno, él está esperando una imagen ISO que se llame  "hardy-desktop-i386.iso", y si la encuentra en la carpeta de instalación, no intentará descargarla, digo yo".

De modo que copié la imagen ISO obtenida por el propio Wubi en la carpeta "Instalación Ubuntu", y ejecuté de nuevo Wubi.

"Descargando los archivos de la instalación. "686,2 MiB a 86 KiB/s" 01:48 restantes".

Cancelé de nuevo, sin comprender nada.

Ya sé: son versiones beta y Release Candidate, pero... no sé qué me da que Wubi ha cumplido exactamente la primera Ley de Murphy...

Continuará (espero)

miércoles, 16 de abril de 2008

Wubi

Cuando escribía el "post" anterior, tenía el propósito de incluir una reseña final sobre qué es Wubi (Windows ubuntu installer), pero al final se me olvidó, y le di al botón "Publicar". Con estas líneas intento remediar el olvido.

Instalar Linux "en real", como yo hice hace unos meses, tiene una serie de inconvenientes para un usuario de Windows:

  • Tienes que disponer de una partición libre en tu disco duro, partición que solo podrás utilizar con Linux. Puedes, como yo hice, "robarle" ese espacio a tu partición Windows simplemente utilizando las opciones del Sistema Operativo, pero incluso saber que puedes hacer eso, reconozco que no está al alcance de cualquiera.
  • Ya dejé escrito en mi "post" "Probando Linux en real" que tuve entonces la seria sospecha de que el gestor de arranque Grub, no sé si debido a mi hardware en concreto, o a otras razones que se me escapan, producía alguna disfunción cuando se reiniciaba la máquina (no cuando la iniciabas después de un apagado)
  • Si, una vez probada la distribución Linux, decides como yo deshacerte de ella por completo, tendrás que hacer otra serie de cosas que tampoco suelen estar al alcance de un usuario poco avezado:
    1. Iniciar Windows desde el CD original de instalación, y reconstruir el dispositivo de arranque de Windows. Son procedimientos diferentes si vienes de XP o Vista y, como decía antes, aunque no se trata de un "arco de iglesia", tampoco es que lo pueda hacer un neófito absoluto. No hacer esto significa que, aunque elimines la partición y recuperes el espacio en disco utilizado, tendrás de por vida una opción en el menú de arranque que no te llevará a ninguna parte (bueno, sí, a un error del sistema)
    2. Recuperar el espacio de tu disco duro que asignaste a Linux. De nuevo, es algo relativamente sencillo, basta con hacer uso de una opción del "administrador de discos", pero también de nuevo, una gran parte de usuarios "normales" probablemente no saben siquiera de la existencia de esto.

Evidentemente hay una tercera vía, que suele ser muy utilizada: borrar todas las particiones del disco duro, crear una y darle formato, reinstalando posteriormente tu Windows. Yo no recomiendo hacer esto. ¡Vaya!, es que en mi caso siquiera puedo, a pesar de contar con copia de seguridad actualizada dos veces al día de todos mis datos. ¿Por qué? Entre otras razones, porque volver a instalar las aplicaciones que utilizo a diario y reconstruir todas las preferencias y configuraciones me llevaría muchas horas (días) de trabajo.

Wubi intenta solucionar estos inconvenientes, para permitir a un usuario de Windows sin conocimientos instalar una distribución de Ubuntu (no otra) iniciando el procedimiento desde Windows, creando una opción en el menú de arranque que te permite iniciar Ubuntu, y dotándole de un procedimiento que elimina toda huella de Linux si así lo desea, simplemente desinstalando Wubi desde Windows.

Me descubro ante el equipo que tuvo la genial idea. Su trabajo es excelente, y permite a cualquiera instalar Ubuntu con la posibilidad de una "marcha atrás" para la que no se precisan conocimientos y que no dura más allá de un par de minutos.

Claro que... repito, solo puedes hacer esto con Ubuntu. Pero a lo largo de mi andadura por este camino, he descubierto que, a pesar de todos los problemas (que en su mayoría no son "Wubi" sino "Linux", en mi modesta opinión) se trata de una buena elección para el que desea probar este Sistema Operativo, y disponer de una posibilidad fácil de devolver el equipo a su estado anterior si no le convence o no funciona adecuadamente con su hardware (que ha sido mi caso)

Decía en mi "post" anterior que las versiones "Alpha" y "Beta" de Ubuntu 8.04 ya incluyen Wubi, (aunque obviamente pueden instalarse de forma autónoma en una partición)

CD Ubuntu

Bien. La mayor parte de las imágenes que siguen corresponden a las capturas que realicé cuando instalé Ubuntu 7.10 mediante Wubi. No ha variado apenas nada en la versión 8.04.

Lo primero que debemos hacer es crear una carpeta, donde incluiremos tanto la aplicación Wubi como la propia imagen ISO de la distribución de Ubuntu:

Carpeta de instalación A continuación, hacemos doble clic sobre el icono que representa la aplicación Wubi.

Wubi 01La lista "Dispositivo o unidad de Instalación" nos permite elegir el disco físico o la partición en la que deseamos realizar la instalación. En mi caso, seleccioné la unidad física "E:\".

En "Tamaño de la instalación"  indicaremos el tamaño en Gb que tendrá el sistema de archivos que Wubi alojará en una carpeta  (subrayo esto porque no se crea una partición) en el disco seleccionado.

"Ambiente de escritorio" nos permite elegir entre Ubuntu, Kubuntu, Edubuntu... pero obviamente la selección tendrá que corresponder con la imagen ISO que existe en la carpeta de instalación.

"Idioma". Seleccionaremos obviamente "Spanish".

Nota al margen. Seleccionando "Spanish" en este punto conseguí que el idioma de Ubuntu 7.10, una vez instalado, fuera el castellano. Sin embargo, esto no fue así con Ubuntu 8.04, que invariablemente mostraba en inglés sus menús, y tenía configurado el teclado en ese idioma cuando terminaba la instalación. Un problema menor, porque es muy sencillo de solucionar: una vez instalado Ubuntu, puedes (como decía en el "post" anterior) modificar tanto el idioma en que se presentan los menús como el "layout" del teclado, que igualmente tiene la configuración "inglés" cuando se inicia Ubuntu por primera vez. ¡Ojala el resto de los problemas tuvieran una solución tan fácil! Y repito: esto me ha sucedido con las "betas" de Ubuntu 8.04, pero no fue así en la prueba de la versión 7.10, donde todo apareció en castellano desde el primer momento. Supongo que en las versiones definitivas, tanto de Wubi como de la propia distribución, esto se habrá tenido en cuenta.

Las demás opciones son autoexplicativas: escribimos el nombre de usuario que se creará durante la instalación, así como la contraseña correspondiente.

Ya podemos actuar sobre el botón "Instalar".

Se suceden las típicas ventanas de avance...

Wubi 02Wubi 03...y la instalación termina, solicitando el reinicio (luego veremos por qué)

Wubi 04  

Bien. Seleccioné "Deseo reiniciar manualmente más tarde", porque sentía curiosidad por saber qué había hecho Wubi en mi disco duro. Había creado una carpeta, "ubuntu", con el siguiente contenido:

Disco E

Lo que estáis viendo es la imagen desde Windows de una carpeta NTFS.

En este momento podéis eliminar la carpeta desde la que iniciasteis la instalación, la que contiene Wubi y la imagen ISO de la distribución, porque ya no tienen ningún objeto. No, por supuesto, la carpeta "Ubuntu" que creó Wubi, en mi caso "E:\ubuntu", porque ahí es donde residen los archivos de Ubuntu.

Ahora sí, reinicié el equipo. En el menú de arranque había aparecido una nueva línea, "Ubuntu-Linux". La seleccioné mediante las teclas de cursor, y pulsé "Entrar", como con cualquier otra de las dos opciones de las que dispongo, que me permiten iniciar Windows XP (que no uso desde hace casi un año, pero que me da pereza eliminar) y Vista Ultimate.

Menú arranque

Os voy a ahorrar la descripción de todos los pasos de instalación de Ubuntu, porque no difieren en nada de lo que experimentaréis si realizáis esto mismo por el procedimiento tradicional (partición dedicada) salvo en una cosa:

No esperéis que, como en una instalación "normal", primero aparezca la versión "Live", y debáis iniciar la instalación verdadera desde ella. No. Wubi realiza la instalación real, por lo que después del obligado reinicio final, dispondréis de Ubuntu x.xx ya instalado, en el que podréis iniciar sesión con el usuario y contraseña que elegisteis en su momento, al instalar Wubi.

De vuelta en Windows Ultimate, quise saber qué había sucedido con el menú de arranque. Para ello, utilicé la aplicación gratuita "VistaBootPro", que ahorra el engorroso procedimiento habitual para editar el "Master Boot Record":

VistaBootPro

No está, como podéis ver, la opción "Ubuntu-Linux", que sí aparece en el menú de arranque de Windows, como ilustré más arriba. ¿Cómo se las ingenia Wubi? No lo sé, y siento cierta curiosidad por saberlo, aunque no me quita el sueño, ni (en el supuesto de que lo supiera) me entretendría en explicarlo aquí, porque creo que no hace al caso.

Ahora suponed que (como en mi caso) deseáis eliminar toda traza de Ubuntu de vuestro sistema. Es fácil: solo tendréis que iniciar sesión en Windows, y desinstalar el propio Wubi.

Debo advertir algo: no busquéis "Wubi" en la opción del panel de control "Agregar o quitar programas" (Windows XP) o en "Programas y características" (Vista) porque simplemente no existe.

Para hacerlo, debéis acceder a la carpeta "Ubuntu" creada en la instalación de Wubi (en mi caso en el disco E:\) y allí encontraréis la opción necesaria.

Al hacer doble click sobre dicha opción, se desencadena el procedimiento que finaliza eliminando la carpeta "ubuntu" del disco de vuestra elección. Se trata de un proceso sumamente rápido:

Desinst Wubi 01 Desinst Wubi 02

No es necesario siquiera reiniciar el sistema tras su finalización.

Como decía antes, si intentáis acceder a la carpeta "ubuntu", no podréis: habrá sido eliminada.

De la misma forma, la siguiente vez que reiniciéis el equipo, advertiréis que ya no aparece la opción "Ubuntu-Linux" en el menú de arranque.

Fácil y rápido.

De modo que, usuarios de Windows que podáis leer esto: si deseáis probar Ubuntu sin complicaros la existencia, disponiendo de una forma sencilla de eliminar posteriormente toda traza de Linux en vuestra máquina, Wubi debería ser vuestra elección.

Os deseo la suerte que yo no he tenido.

Una acotación final, que creo obligada, y a la que hice mención de pasada en mi anterior "post": ¿hasta qué punto puede influir en el funcionamiento de Ubuntu el hecho de que su estructura de particiones resida en una carpeta NTFS? Tampoco lo sé.

Supongo que en nada, pero como quiero ser totalmente justo en mis apreciaciones, no puedo dejar de decir esto.

Aunque... bueno, no he experimentado con este Ubuntu tan particular ningún problema que no me hubiera sucedido antes cuando Ubuntu 7.10 estaba instalado de forma ortodoxa, en una partición dedicada de mi disco duro.

martes, 15 de abril de 2008

Había dado por cerrado el tema, pero...

Han ocurrido varias cosas.

  • La primera que, para mi sorpresa, siguen produciéndose comentarios, que agradezco profundamente, tanto los que me dan la razón en todo o parte, como los negativos. Incluso manifiesto mi agradecimiento a quienes me tildan de ignorante. De todo se aprende.
  • La segunda que, como no tengo arreglo, llegó a mi conocimiento la existencia de una aplicación llamada Wubi, y reincidí. Y de esto va a tratar este "post" que no tenía previsto escribir.

Pero antes (y porque me ha escocido) voy a responder a algo que se dice en un comentario reciente. Es esto:

"...yo compro hardware para mi sistema operativo (que es lo que uso para trabajar) no al contrario (no compro un so para mi hardware)..."

Pues verás, amiga/o "anónimo": la tarjeta gráfica que tengo, una ATI Radeon 9550 512 Mb, no es la última maravilla del mundo mundial, ni acaba de salir al mercado; tampoco la compré "para mi sistema operativo", sino que fue la única tarjeta AGP que encontré en las tiendas de los alrededores cuando se me quemó la placa instalada de fábrica con el equipo, y me había quedado sin poder trabajar. Y en Linux...

Ya lo decía otro comentario: conseguir que una tarjeta ATI (cualquier tarjeta ATI) funcione en una distribución Linux, está fuera del alcance de la experiencia de la mayoría. Desde luego fuera de mi alcance, reconozco humildemente.

La cosa, amiga/o "anónimo", es exactamente al revés de como la planteas: si mi sistema operativo fuera Linux, cualquier distribución, probablemente habría tenido que investigar en los foros hasta encontrar la marca y modelo de una tarjeta gráfica AGP con soporte completo en mi distribución concreta. Después, encontrar una tienda real o virtual donde la tuvieran en existencia, y finalmente adquirirla. ¿Cuánto tiempo? (recuerda que estaba sin poder trabajar) Lo dejo aquí.

Y es que son precisamente los problemas de la tarjeta gráfica los que han conseguido que dijera lo de "hasta aquí, ya he perdido suficiente tiempo" en mi prueba con Wubi.

Pero dije al inicio que iba a hablar de esta prueba.

Antes de nada, me vais a perdonar. Va a ser la primera vez que no incluyo gráfico alguno en mi post. ¿La razón? Es que me quedé sin poder utilizar el monitor después de muchas horas de trabajo y, con toda sinceridad, decidí que ya le había dedicado más horas de las que merece la cosa, y ahí terminó la prueba.

Ya sé: podía haber entrado en el menú inicial, configurar "a pedal" lo que alguno denominó "las X" (a estas alturas ya sé qué son: un archivo de texto que se modifica a mano, ¡cómo no!) y haber solucionado el problema, que estaba muy claro. Pero lo dicho: me daba una pereza horrible. Y otra cosa. Total, ¿para qué quiero un Sistema Operativo en el que no funciona mi tarjeta de tv, para el que no existe software de sincronización de la agenda y contactos de mi teléfono móvil, y hay tantas y tantas carencias de cosas que utilizo a diario sin problemas? Lo dejé, y va a ser difícil que vuelva a intentarlo, al menos en unos cuantos años.

Vamos al asunto.

Mi primer contacto con Wubi, fue con la versión que instalaba Ubuntu 7.10. Un desastre. La instalación se "colgaba" en momentos aleatorios, pero a base de mucha paciencia, conseguí disponer de Ubuntu 7.10 funcionando en mi máquina con "hardware" real... aunque no tardó demasiado en "colgarse". Y lo hizo en el momento menos oportuno: cuando estaba instalando actualizaciones. Me dejó el sistema en una situación en la que algunas actualizaciones no estaban ni instaladas ni pendientes de instalar, sino todo lo contrario.

Aún así, intenté continuar, pero era imposible. A veces, funcionaba durante una hora o más, pero otras quedaba "congelado" incluso en la ventana inicial, antes de que consiguiera introducir mi identificación de usuario y contraseña.

Tras unas horitas de investigación en los foros, descubrí la razón: ¡era la versión del kernel la que producía esos "cuelgues"! Leí un poco más, y me entró la risa floja, que es lo único que te puede suceder cuando alguien explica en cinco o seis páginas... ¡cómo compilar la última versión del kernel!

Primero pensé que esto sucedía como consecuencia de la forma poco ortodoxa de la instalación. Lo que sí sabía de cierto es que cuando instalé Ubuntu 7.10 "de verdad", en una partición física de mi disco duro, hacerlo desaparecer me costó reconstruir el "Master Boot Record". Y a eso sí que no estaba dispuesto. Total, que entre esto, y el problema con la tarjeta gráfica que describiré más adelante, lo dejé ahí.

Permitidme decir algo antes de continuar. He escrito que "...pensé que esto sucedía como consecuencia de la forma poco ortodoxa..." pero después recordé algo: cuando probé Ubuntu 7.10 en una partición "de verdad", me ocurrió exactamente lo mismo, me refiero a los "cuelgues". Entonces, (porque encontré una referencia a ello en la ayuda de Ubuntu) lo atribuí a mi conjunto de teclado y ratón inalámbrico marca Logitech. Así que, como es de justicia, debo pedir perdón humildemente a Logitech, aunque el motivo de la atribución de culpas no fue mío, sino de la ayuda de Ubuntu, que fue donde encontré esa "perla". No, no eran el ratón y teclado de Logitech que dejaban de funcionar, sino el kernel de Linux, que se quedaba "como un queso". Ahora lo sé.

Y pasó el tiempo. Un buen día, encontré en una revista técnica la noticia de que Ubuntu 8.04 vería la luz en abril, y que ya estaba disponible para su descarga la versión "Alpha 5". Y que una de las novedades consistía en que incluía la última versión del kernel.

Y como he dicho varias veces que no tengo remedio, me tentó probarla. Y seguí probando. La "Alpha 6". Luego, la "Beta". Y como en todas ellas me he encontrado los mismos problemas, me referiré únicamente a la última.

La primera sorpresa fue que el archivo ISO de la distribución incluía la última versión de Wubi. ¡Miel sobre hojuelas!

La instalación finalizó sin problemas, y me froté las manos. "¡Vaya! -me dije- esto es otra cosa". Claro que... todo estaba en inglés. Fácil. Mediante opciones de menú que no me fue difícil encontrar, conseguí que los menús aparecieran en castellano, y que el teclado tuviera también las teclas "en su sitio". Aunque, como nada es perfecto, Mozilla continuó hablándome en el idioma de Shakespeare, aunque OpenOffice sí estaba ahora traducido.

"Es una beta -me dije-. Paciencia".

Primer problema. Resulta que en mi máquina utilizo una IP fija. Lo hago porque el "router" tiene restringida a esa IP en concreto la posibilidad de modificar su configuración, entre otras razones.

Así que me fui a la opción "Red" del menú, e intenté cambiarlo. Todo perfecto... en apariencia. Porque,

  1. En ese instante, me quedé sin acceso a Internet.
  2. Cuando volví a entrar en la opción de configuración, advertí que todo seguía como antes, esto es, "dirección asignada mediante DHCP". Y, repito, no tenía conexión. Para conseguirla de nuevo, tenía que reiniciar la máquina.

"Es una beta -me dije-. Paciencia."

Pero me dio por trastear, y descubrí algo "peculiar": lamento no poder recordar cuales eran las tres opciones, y también siento que en mi frustración, cuando me cansé de darme de cabezazos contra Ubuntu, me "cargara" las imágenes que había capturado.

Una opción era evidentemente "IP fija". La otra "asignación mediante DHCP", y luego había otra. Bien, pues descubrí que si seleccionaba esta tercera opción y aceptaba seguía sin conexión, pero... ¡si inmediatamente después intentaba cambiar a "IP fija" todo funcionaba sin problemas!

"Es una beta -me dije-. Paciencia."

La prueba de fuego: configurar la tarjeta ATI. Sinceramente, me importa un bledo disponer de Compiz Fusion, y ver arrugarse o temblar las ventanas, y del famoso cubo ni hablo, lo he dicho en alguna ocasión. Pero es que cuando decidí gastar algo de tiempo en probar la siguiente versión de Ubuntu, fue más que nada por ver si se había solucionado el tema de los drivers.

Bien, la primera sorpresa fue que los "efectos de escritorio" aparecían configurados en nivel "medio", cosa que no pude conseguir con Ubuntu 7.10 después de dedicarle mucho trabajo, y eso me animó.

Pero había algo que no me gustaba excesivamente. Resulta que cuando se inició Ubuntu 8.04 beta por primera vez, la resolución estaba configurada en 1280x8.. (lo he olvidado) Y resulta que padezco de vista cansada desde los 35 años, (mis horas delante de un monitor, seguramente) Aún con mis gafas de trabajo, a esa resolución, el tipo de letra en mi monitor de 19" es demasiado pequeño, y me resulta muy trabajoso leer.

Así que me fui a configurar la resolución mediante la correspondiente opción de menú. 1024x768. Perfecto. Solo que... La siguiente vez que inicié el sistema, había vuelto a 1280x8.. Ahí fue cuando, después de perder (que no invertir) horas en los foros, aprendí a editar el famoso archivo de configuración "xorg", y volví a maravillarme de que alguien considere normal y hasta bueno tener que pasar por algo así. Así que de nuevo me entró la risa floja y decidí... poner el tipo de letra más grande, manteniendo la resolución que al parecer le gusta a Ubuntu 8.04.

"Es una beta -me dije-. Paciencia."

Pero estaba en lo de configurar la tarjeta gráfica. Bien. Con mi flamante Mozilla en inglés (también beta, por cierto), accedí a la página de ATI/AMD en busca de la última versión de Catalyst, y conseguí instalarla sin demasiado esfuerzo.

(No os anticipéis: de los "controladores restringidos" hablaré más adelante)

Una vez instalada, advertí algo que no me gustaba un pelo. Resulta que cuando cerraba las ventanas, cualquier ventana, quedaba en el escritorio una línea blanca vertical en el lugar en el que había estado el margen derecho de la susodicha ventana. Supuse que se debería a que había instalado los drivers, pero no había realizado una configuración "fina". De modo que abrí Catalyst, solo para descubrir que la configuración debía realizarla... ¿adivináis cómo? Por supuesto. ¡Mediante comandos de consola! Y había "la tira" de ellos, sin que en la mayor parte de los casos mis conocimientos me permitieran saber para qué rayos servían.

Nota al margen: confieso que, aún cuando la forma de configurar Catalyst en Windows es totalmente gráfica, me pierdo cuando habla de la "no sé qué anisotrópica". Pero al menos, me indica a las claras y "en roman paladino" cuales son las resoluciones y frecuencias admitidas por mi monitor, y me permite cambiarlas con un clic.

Bien, quedaba la posibilidad de los "controladores restringidos", alabada en foros e incluso una revista en la que encontré una comparativa entre varias distribuciones, una de ellas Ubuntu, y denostada por los puristas del software libre.

"Pues nada -me dije-, vamos a ello". Así que instalé (en mala hora) los susodichos, los activé, y se me solicitó que reiniciara.

El resultado fue que al reiniciar, durante el progreso de la carga de Ubuntu, llegó al punto de iniciar los gráficos, la pantalla del monitor quedó en negro perfecto, excepto un aviso que decía "OUT OF FREQUENCY". Para quién no entienda qué significa esto: las archifamosas "X" habían sido configuradas, sin mi intervención, a una frecuencia mayor que la admitida por mi monitor, que obviamente había dejado de funcionar.

Al llegar aquí, debo dar las gracias a Ubuntu. Al menos, no me j... el hardware del monitor. O puede que éste disponga de algún dispositivo de seguridad. O que configurar la placa a una frecuencia que no tolera no rompa nada. No lo sé, mis conocimientos no alcanzan a tanto.

Y aquí, como decía al principio, fue cuando decidí que la broma había llegado demasiado lejos.

Me he pasado el tiempo diciendo "es una beta, paciencia", pero aquí no lo digo. ¿Por qué? Porque esto mismito me sucedió con Ubuntu 7.10, versión final y estable.

Así que no es el "efecto beta", sino la incapacidad de Ubuntu/Linux para configurar automáticamente y de forma adecuada durante la instalación mi tarjeta ATI Radeon 9550, que es a lo que estoy (mal) acostumbrado. Bueno, realmente sí lo hizo, pero claro...

Lo siento, me había propuesto no hacer ninguna comparación odiosa. Cuando adquirí mi ATI 9550 ya estaba utilizando Windows Vista Ultimate con la placa anterior, y tenía activado "Aero". Me limité a pinchar la nueva placa, encendí el equipo, y todo siguió como hasta entonces, después de que Windows actualizara los controladores sin mi intervención.

¿Qué habría pensado si Windows Vista me hubiera hecho pasar un calvario similar, simplemente para que volviera a funcionar "Aero"? Pues a estas horas a lo mejor estaba escribiendo otro blog, en el que estaría acordándome de la parentela del que parió un Sistema Operativo solo apto para especialistas.

Y no diré más. Que cada quién saque sus propias conclusiones.